Capitulo 1
¡Vengan que el circo llego a la ciudad!
¡Vengan que el circo llego a la ciudad!
E
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n la pequeña ciudad en medio de un enorme bosque una
figura increíblemente grande gritaba y exclamaba con una sonrisa artificial de
plastico cubriendole:
「¡Vengan, vengan sin miedo!」
La gente que pasaba por ahí cargando sus bolsas de plástico esperaba a que fuera a hacer alguna maniobra o algo por el estilo. Pero como era de pereveer, se iba sin tomar en cuenta lo que decía.
「¡Vengan a ver el nuevo circo a las afueras de la ciudad!」
Solo los niños pequeños y sus padres se acercaban a ver de que se trataba, preguntaban el costo, el lugar y la hora de las funciones. Quedando en la misma desición que tomaron antes de preguntar: no, gracias.
「¡Vengan, vengan sin miedo!」
La gente que pasaba por ahí cargando sus bolsas de plástico esperaba a que fuera a hacer alguna maniobra o algo por el estilo. Pero como era de pereveer, se iba sin tomar en cuenta lo que decía.
「¡Vengan a ver el nuevo circo a las afueras de la ciudad!」
Solo los niños pequeños y sus padres se acercaban a ver de que se trataba, preguntaban el costo, el lugar y la hora de las funciones. Quedando en la misma desición que tomaron antes de preguntar: no, gracias.
Entrando la tarde un grupo de chicos entre dieseis y dieciocho años
se acercaron a tomar unos cuantos volantes.
「 Hola, ¿nos podrías dar unos cuantos volantes? 」
「 Hola, ¿nos podrías dar unos cuantos volantes? 」
Pregunto uno de los chicos, cabello negro, ojos
café. Usando un pantalón de mezclilla y una chamarra azul.
「Pero por supuesto 」
Respondió el hombre alto dando los volantes.
Respondió el hombre alto dando los volantes.
「¿De qué metal son esas piernas? 」
Preguntó un chico de cabello café ondulado y ojos
verdes como las hojas de los árboles. Chamarra negra, pantalón color mostaza y
guantes de cuero.
「¿Estás piernas? No son de algún
metal al cien por ciento.
」
Respondió con naturalidad el hombre, demasiada.
「¿Cómo? Seguro son bases o algo,
es imposible que alguien tenga piernas así. 」
Explico una mujer, cabello rubio y ojos azules,
chamarra crema y pantalón negro, quien se acerco al hombre y le toco la pierna;
muy inusual.
「Es extraño, como si tuviera
pulso y tiene calor.
」
En ese momento levanto el rayado pantalón. La
sorpresa que se vio fue expuesta en la cara de horror de la chica.
-Niña estúpida- Pensó el individuo alto.
「¿Pero?... No es normal, ¿Qué
eres? 」
Dijo titubeante y con tono desigual, ahogando un
grito.
-Simpático-
「Esa era la sorpresa, en este
circo. No somos farsas… Nosotros somos así: ¡Deformes! 」
Exclamo inspirado el hombre.
「Asombroso, ¿a qué hora es la
función?
」
Pregunto otro chico asombrado, no asustado:
asombrado.
Con lentes, ojos cafés –Una mirada encantadora- Chamarra de cuero, pantalones ajustados y cabello amarillo, era perfecto… Y encontrar a uno en el primer día fue meramente:
–Suerte- Pensó, y luego dijo:
Con lentes, ojos cafés –Una mirada encantadora- Chamarra de cuero, pantalones ajustados y cabello amarillo, era perfecto… Y encontrar a uno en el primer día fue meramente:
–Suerte- Pensó, y luego dijo:
「Ocho, a las ocho en punto es la
primera función. ¿Les gustaría ir? 」
「Por supuesto. 」
Dijo el chico, uniéndose dos jóvenes más, la chica
estaba asombrada y más calmada, pero aún así observaba feo al tan peculiar
hombre. Que al detallar su cara con la mirada, encontró que era un joven.
Entrando el crepúsculo la gente se fue del centro.
Fuentes de agua se apagaron, las luces se encendieron, las prostitutas llegaban
y el hombre recogió sus cosas. Una mochila pequeña llena de volantes, y una
botella de líquido carmesí.
Tomo pie y se fue lentamente. Observaba las casas, estructuras de dos pisos llenas de niños jugueteando, comiendo y llorando. Adolescentes hablando, chateando o haciendo a otra actividad poco convencional. Adultos trabajando, durmiendo o cocinando. Y mientras daba un paso tras otro, pensaba…
Tomo pie y se fue lentamente. Observaba las casas, estructuras de dos pisos llenas de niños jugueteando, comiendo y llorando. Adolescentes hablando, chateando o haciendo a otra actividad poco convencional. Adultos trabajando, durmiendo o cocinando. Y mientras daba un paso tras otro, pensaba…
-Cuando daría por ser como ellos… Normales, pero
así nací y así tendré que ser. No me imagino otra vida que no sea esta, tengo
suerte de salir del circo, a respirar de alguna manera-.
Suspiro, y cuando se dio cuenta, estaba en la
entrada a un bosque oscuro y cabrío, las ramas eran manos que se abalanzaban
contra él. Su altura era algo asombrosa, eficaz y molesta, ambas a la vez, y
camino hasta ver las pequeñas luces que indicaban que la función empezaría. La
gente estaba haciendo fila y aparcando los carros, no era mucha gente pero más
de la que había imaginado.
Y giró a ver la carpa: morada con líneas amarillas
y miradas, focos enormes que iluminaban el cielo, y dos torres. Una más alta que
la otra.
Tomo sus cosas y entró temeroso, temeroso de todo
nuevamente.
-Desearía estar muerto-.
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